El Canchal de las cabras pintadas

La Alberca es un pueblo tan bonito que merece la pena visitarlo en cualquier momento del año. Pero quizá la primavera y el otoño son las épocas en las que la naturaleza que rodea al municipio puede disfrutarse en su pleno esplendor. Para los amantes del campo que disfrutan de las caminatas, les recomendamos hoy una pequeña ruta en Las Batuecas para llegar al Canchal de las cabras pintadas., un interesantísimo conjunto de pinturas rupestres.

Lo más sencillo para llegar es aparcar el vehículo en la zona de El Paseo, ya que desde allí parte una pasarela de tarima de un tramo de unos 800 metros de largo, que nos adentra en el Valle de las Batuecas. Se trata de un camino muy agradable ya que discurre casi en paralelo al Río Batuecas y está repleto de exuberante vegetación y una diversa fauna.

Disfrutando del entorno y casi sin darse cuenta, se llega al Monasterio del Santo Desierto de San José de las Batuecas, de los Carmelitas Descalzos. Aunque no se puede visitar, su entorno bien merece la pena y es curioso ver los textos de las paredes.

El camino hacia el Canchal continúa a la izquierda del monasterio, donde remontando el curso del río se llega a los diferentes abrigos de la zona, siendo el Canchal de las cabras pintadas el más completo del lugar.

El Canchal está protegido por verjas, que debieron haberse puesto antes porque las pinturas se encuentran algo deterioradas. El conjunto de pinturas rupestres se enmarcan dentro de las denominadas pinturas esquemáticas y debieron realizarse durante la Edad de Bronce. Se pueden observar figuras de cuatro colores diferentes (negro, blanco, rojo y castaño), que pertenecen a cuatro fases distintas.

A lo largo del abrigo se ven representadas diferentes escenas, entre la que destaca una en la que se observan dos figuras humanas esquematizadas, con lo que parece ser un rebaño y un perro, por lo que podría considerarse una representación del pastoreo.

También destaca una representación de dos peces en color blanco, poco frecuentes en las pinturas rupestres, pero entendibles al estar junto al río. Más difícil de visualizar son algunas escenas de caza, ya que se encuentran muy borradas, pero aparecen repartidas por diferentes zonas del abrigo.

Pero lo que más abunda en el canchal son los elementos que le otorgan el nombre: las cabras, que se ven representadas en numerosas ocasiones, junto a las digitaciones, que son pequeños puntos hechos con los dedos y que también aparecen muchas veces.

Aún quedan partes por descifrar, ya que hay una pared repleta de rayas verticales que algunos expertos se aventuran a determinar que representan la lluvia que caía en el valle.

Para los que todavía se queden con ganas de apreciar más arte rupestre, deben saber que hay muchos más abrigos por la zona, como son El Zarzalón o la Cueva del Cristo.

Tras una caminata por el Valle de las Batuecas, os recomendamos reponer fuerzas en La Alberca. Os esperamos en el Museo del Jamón con los mejores productos y la mejor atención.